Con dolor despedimos a quien fuera una de las "mujeres del país de La Matanza", como decía aquel cartel que nos recibía en la esxuelita del barrio María Elena cada vez que íbamos a filmar.
En sus ojos percibíamos la calidez de su persona, pero también la convicción en las luchas, el sostén familiar, la crianza de los hijos bajo firmes ideales y la templanza para enfrentar las desigualdades buscando hacer una sociedad más justa.
Fue un honor para quienes formamos parte del Grupo Documental 1ro de Mayo haber conocido a Nuria, y que su figura haya quedado plasmada en "Matanza". Ya estará caminando nuevamente de la mano de Ramón, sabiendo que el legado de ambos quedará para siempre entre su gente.
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