La piel de Elisa

De: Carole Fréchette. Por el Grupo “Los Pliegues”. Actores: Dana Basso y Lisandro Penelas. Dirección: Darío Luchetta. Música: Miguel Gomiz. Asistencia: Lucía Ortiz. Agradecimientos: Silvina Katz. Todos los sábados de setiembre 2013 a las 21 horas en el Espacio Cultural del Sur, Caseros 1750, Barracas, CABA. Entrada gratuita / A la gorra.


El teatro, como la prosa, pueden ser poéticos y tal es el propósito de esta notable obra de la consagrada dramaturga Carole Fréchette (Montreal, 1949).

La trama no podía ser más sencilla, es casi inexistente: una mujer y un hombre –acompañados por la música de un cellista-, en sus encuentros azarosos revelan sus respectivas historias de amor. También emprenden monólogos y hasta dialogan con los espectadores y se mezclan entre ellos. Aparentemente no habría conflicto y, sin embargo, está presente el gran dilema del ser humano: la juventud que se va para ser reemplazada por la vejez y el final inevitable, como si se replicara dramáticamente la famosa copla de Jorge Manrique: “cómo se pasa la vida, /cómo se viene la muerte /tan callando”.

Se aborda también el hastío de la existencia, la falta de acontecimientos estimulantes. ¿Qué hacer ante tanta angustia y desesperación? ¿Cómo superar esta insoportable frustración? La receta es imaginar, soñarse a sí mismo como protagonista de recuerdos amorosos o sensuales formidables, ya que se los debe adosar de peripecias enriquecedoras, convirtiéndolos en sucesos casi mágicos. Y si se agotan hay que pedir ayuda a amigos y conocidos para que confiesen sus propios recuerdos y apoderarse de ellos. La más hermosa evocación de Elisa pertenece a la etapa vivida con Sigfrido –todos los amores que se convocan son efímeros -, que perforó el techo de la casa para que ella pudiera contemplar permanentemente el cielo. La escritora canadiense parece coincidir con otro poeta español, el romántico Gustavo Adolfo Bécquer: “-Yo soy un sueño, un imposible, /vano fantasma de nieblas y luz, / soy incorpórea, soy intangible/ no puedo amarte. -¡Oh ven, ven tu!”


Estas invocaciones a la pasión y al amor que trastornan, al deseo que es a la vez escalofrío y fuego, están volcadas en diálogos bellos, plenos de imágenes y metáforas, un regalo para la sensibilidad.

Con tanto despojamiento –la escenografía se compone de una simple mesa y dos sillas- representar La piel de Elisa exige un equipo de fuste, y el Grupo “Los Pliegues” responde a ese requerimiento. Dana Basso y Lisandro Penelas interpretan a sus personajes en cuerpo y alma. Se mueven en la escena –que incluye la platea- con soltura y profesionalismo y fortalecen, así, el ritmo escénico. Su dicción es impecable y la modulación de sus voces un logro que demuestra el duro trabajo de los ensayos. La música de Miguel Gomiz responde con calidad y exquisita delicadeza a las exigencias de la pieza. La dirección de Darío Luchetta -con la asistencia de Lucía Ortiz-, supo aprovechar las virtudes del elenco y del músico, logrando hacer de esta puesta una lección de teatro.

Una obra imperdible: ¡atención que sólo habrá funciones los sábados de setiembre!

Germán Cáceres

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