Los ilusionistas
Creo y estoy convencido de que El ilusionista, de Sylvain Chomet, es la mejor película que se estrenó en la Argentina durante 2010. Lo hizo casi al finalizar el año, en un circuito reducido, y por ser una animación, pero dirigida al público adulto, quizás sufrió prejuicios. Sin embargo, cualquiera que haya visto (y gozado) con Las trillizas de Belleville, sabe quién es este francés que ahora se le anima a un guión del genial Jacques Tati.
Así Tatischeff terminará en un lejano pueblo escocés, donde conocerá a Alice, una jovencita de tímida, curiosa y de una quietud vital imposible de contener.
A partir de un guión que Jacques Tati nunca filmó, Sylvain Chomet traza una historia en la que el ilusionista (el personaje tiene el verdadero apellido del maestro del cine francés) no sólo rinde homenaje sino que lo devuelve a la vida en su espíritu y candor, en el trazo de la línea y sus expresiones.
Sin precisar diálogos, tal como había sucedido en su primera película, Las trillizas de Belleville, Chomet logra incluso lo que parecía imposible: superar su ópera prima.
Sylvain Chomet nació en Yvelines, Francia, en 1963. Estudió arte y luego se mudó a Londres, donde comenzó a trabajar como animador. Dirigió el mediometraje La Vieille Dame et les pigeons (1998), el largo Las trillizas de Belleville (2003), que obtuvo dos nominaciones al Oscar, y el segmento “Tour Eiffel” de Paris, je t’aime (2006).
Jacques Tati nació también en Yvelines, en 1907, y murió en París en 1982. Es uno de los más grandes maestros de la comedia, heredero de los clásicos cómicos del cine mudo. Creador de un personaje único, Monsieur Hulot, en su filmografía traza una crítica al "hombre moderno", la civilización y la burguesía.
Las vacaciones del Sr. Hulot (1953), Mi tío (1958, Oscar a la película extranjera), Playtime (1968) y Trafic (1970) son algunos de sus clásicos.
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