El Big Mac, Moreno y un enigma económico

Don Gorske, un estadounidense de 54 años, consiguió en septiembre pasado saltar de Fond Du Lac, su pueblo natal en el norteño estado de Wisconsin, al Libro Guiness de los Récords. Desde 1972, Gorske se comió unos 23.000 Big Macs. Que él recuerde, sólo en ocho almuerzos o cenas en más de 36 años no optó por la hamburguesa más popular de Mc Donald's. "Es, por lejos, el mejor momento del día", contó sobre su marca el habitué de las hamburgueserías.

Si viviera en Argentina, Gorske podría ahorrarse bastante plata. ¿El motivo? Guillermo Moreno, el secretario de Comercio Interior, hizo meses atrás un "pedido informal" para moderar la suba del precio de este sandwich. En consecuencia, un combo con Big Mac cuesta, en promedio, un 25% menos que uno con un Cuarto de Libra o con un Big Tasty.

El dato no pasó inadvertido para los economistas. Por ser Mc Donald's una cadena global, el precio del Big Mac suele ser tomado por los consultores, bancos y revistas especializadas -y en su versión más famosa, en el índice que elabora el semanario inglés The Economist- como un buen termómetro del tipo de cambio y la competitividad en los 120 países donde se produce la hamburguesa.

Un sandwich caro en dólares es un indicador aproximado de moneda local apreciada, o de alto poder adquisitivo en la moneda estadounidense. Para "limpiar" diferencias cambiarias en comparaciones entre países, muchas multinacionales recurren a "cuántos Big Macs" pueden comprarse con los salarios, jubilaciones, montos semanales de ahorro infantil, etc.

La influencia de Moreno excede, entonces, a las estadísticas del INDEC para alterar también las del semanario inglés. "Pisando" el precio de la hamburguesa, refuerza la ilusión de un peso más competitivo que el real y la de un poder de compra más elevado. The Economist debería reformular sus cálculos y comenzar a hablar del "Pechuga Crispy Index", o algo similar.

Pero este no es el único dato económico curioso que rodea al Big Mac. Arcos Dorados, la empresa que opera la cadena en América Latina, reportó recientemente resultados excepcionales para un contexto de crisis: en 2008 facturó más de US$ 3.500 millones, y sigue creciendo.Un economista argentino que fue investigador en Princeton está convencido de que las hamburguesas pertenecen a una categoría muy extraña de la "ciencia sombría": la de los "bienes de Giffen", descubiertos hace más de 100 años y popularizados por Alfred Marshall. Los bienes de Giffen son una anomalía: su demanda aumenta cuando suben de precio. La idea es que comer afuera representa una parte importante del ingreso de las personas, y por lo tanto un incremento en el valor de los combos baja el ingreso disponible. Como el bien sustituto (ir a un restorán) sigue siendo más caro, las hamburguesas vuelan. Durante años, muchos académicos sostuvieron que los bienes de Giffen eran una ficción. Gorske y otros fanáticos del Big Mac pueden dar fe de que no.

Diario Clarín, lunes 10 de agosto de 2009.

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