El nuevo Artigas también se llama José
La barra está festejando en el “Rover” que el domingo 28 fue una fiesta de la democracia uruguaya. Se realizaron las elecciones internas de los partidos políticos de acuerdo con la reforma constitucional del año 1996. Todo bien, o mejor dicho dicho muy bien, porque no hubo el más mínimo problema. Los ciudadanos expresaron su voluntad en las urnas y determinaron que habrá tres candidatos presidenciales en los comicios del domingo 25 de octubre. La participación fue alta a pesar de que el voto no es obligatorio como en las nacionales.
Creo, muchachos, que lo mejor del domingo fue la participación y la normalidad. Cada uno votó lo que quiso. Una jornada tranquila, sin incidentes. A mis años me siento reconfortado con la sensatez del pueblo uruguayo. Después de los milicos nos quedamos muy jodidos, la verdad, pero al tranquito suave nos fuimos levantando. Todos los indicadores estadísticos muestran que la pequeña Banda Oriental lo está haciendo bien. Digo yo que será cierto si hasta nos felicitan del Banco Mundial y del F.M.I.
Bueno, don José. Lo vemos muy optimista porque nosotros no vemos un mango. Hay poco laburo y el que hay está mal pagado. Sigue habiendo emigración. No negamos que subimos un poco la cabeza pero estamos lejos del salario de mi primo, el Toto, que en Alicante gana más de mil euros al mes. Usted lo concoce y sabe que a duras penas terminó el liceo.
Te entiendo, Pocho. A lo mejor me pasé un poco pero nosotros tenemos que ser realistas y mirar alrededor. ¿Me entendés? Quiero decir que aguantamos bien porque el gayego Vázquez gestionó la cosa pública con criterio. Cruzás el charco y la mafia peronista sigue afanando con el país fundido. La culpa la tienen los porteños que como decía el filósofo Julián Marías tienen un comportamiento infantil [se mueven por caprichitos]. Los años pasan y cada día son más giles de mierda. Tienen los hospitales destrozados y a miles de gurises en la indigencia pero siguen soñando con comprarse el paraíso sin mover un dedo. No saben a quien votar y van de cagada en cagada.
Lo quiere decir el Pocho es que usted se acuerda de tiempos pasados y se conforma con el presente. A usted le parece positivo y a nosotros no. El ejemplo de los porteños, que siempre fueron unos soretes prepotentes, no nos sirve porque son un pueblo desarticulado que no tiene ideales. Fueron algo unos años pero después de Perón se les nubló el cerebro. Nosotros queremos tener un sueldito que nos permita ahorrar para poder pagar la hipoteca del apartamento. Me parece que no pedimos tanto. A mi, andar con un vaquero de marca me importa un pepino. Lo que quiero es tener un ranchito propio. Estoy cansado de manguearle unas horas a mi tío divorciado el bulín que tiene en el parque Posadas. No veo el progreso por ningún lado. Los que no tenían seguimos sin tener. Si al gobierno lo felicitan los yanquis es para preocuparse.
Pero, Tito, si yo no estoy defendiendo a los yanquis. Lo que afirmo es que, dentro de nuestras posibilidades, el país fue mejorando. Eso no quiere decir que sea mentira porque a vos en particular no te llega la guita para una hipoteca. La pregunta que me hago es: ¿Querés o necesitás ser propietario?. Digo esto porque tendemos a mirar nuestro propio ombligo olvidando que el progreso o es colectivo o no es nada. En la Argentina un grupo de dirigentes políticos multiplicó sus bienes por diez pero eso acá no pasó. No debemos caer en el error de pedirle al Frente Amplio que arregle en unos pocos años las jodas continuadas durante más de cien años de los blanco-colorados.
Ta, bien, don José. Ya agarramos la mano. Lo que no está diciendo es que debemos tener paciencia porque dentro de unos años la cosa estará mejor. Esperemos que tenga razón y que no empeore. Muchas veces hay que mirar para al lado y no para Europa. Lo que usted quiere trasmitirnos es fe en el futuro y en el Pepe que sabemos es amigo suyo. Pero entenderá que ya estamos cansados de que el bienestar se encuentre allá arriba, en el cielo, junto a los buenos artiguistas de la Patria Vieja.
A eso me refería, a que siempre se puede mejorar pero acá lo más frecuente es ir para abajo. Les quiero pedir su apoyo para el nuevo Artigas que se llama José como nuestro héroe nacional. Es cierto que el Pepe Mujica es amigo mío desde los tiempos en que pasaba por el diario vendiendo flores. Pero si somos objetivos, dentro de lo posible, tenemos que considerarnos afortunados porque podemos llevar a la presidencia al más ético de los políticos orientales. Además de su fuerza moral tiene una filosofía de vida muy uruguaya, heredera de la sentimentalidad atlántica, que lo hace hermanarse con todos nosotros. Una vez dije que el Pepe era panteísta. Creo que fue esta creencia la que lo salvó de la oscuridad. Piensen, muchachos. Nuestro futuro presidente es un humanista para el que “la vida es compromiso y alegría”. Les pido el voto porque coincido con Benjamín Nahum cuando escribió: “A este país sólo le falta, para transformarse en milagro, elegir como presidente a este hombre libertario, que la dictadura tuvo 12 años en un pozo por luchar por sus ideas y que salió de allí sólo para seguir peleando por ellas”.
Mario Gardel
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