Gracias, Cornell

"Demoré 20 años en venir a la Argentina porque estuve en bandas en las que mis compañeros no querían salir de gira, así que tuve que hacerlo solo...", dijo Chris Cornell luego de los primeros temas, viejos recuerdos de su gran banda, Soundgarden, con la que saltó a la fama, y que disolvió para formar más tarde Audioslave, junto a los ex Rage Against the Machine.
Sin guitarra al hombro salvo una acústica para un tema, Cornell sólo se dedicó a cantar y a llenar el escenario con su presencia, de un lado al otro, mostrando la voz intacta, con sus agudos característicos.


Chris, de saco en Buenos Aires

Cornell saldó la deuda que el "triunvirato de Seattle" tenía con la Argentina. Nirvana vino en pleno éxito, y en 1992 llenaba Vélez con un Cobain ofuscado. Pearl Jam recién arribó hace un par de años a un Ferro que lo ovacionó y festejó plenamente. Soundgarden no llegó "vivo" hasta estos días, pero Cornell se dedicó a revivirlo con su repertorio, sabiendo que su visita a Buenos Aires era muy esperada. Por eso se brindó por completo al público en un show que duró casi dos horas.
El concierto abrió con "Let me drown", tema apertura de "Superunknown" (1994), el disco más emblemático de Soundgarden, todo un gesto para esos fans ansiosos que se vieron beneficiados por una lista de temas amplia y consecuente con esa espera.

La noche siguió con canciones de toda su carrera, incluyendo también al disco "Badmotorfinger" (1991), otro fundamental de Soundgarden. Luego pasaron los más recientes de Audioslave, y hasta sorprendió con "Hunger strike", single que cantaba a duo con Eddie Vedder, en la banda que rindió tributo a Mother Love Bone y su desaparecido cantante, Andrew Wood, Temple of the dog. Entremezclados, algunos pocos temas solistas, sobre todo de su último trabajo, "Carry on" (2007), pero también un par de "Euphoria morning" (1999).
La banda sonó muy potente, y Cornell los entusiasmó a que no se limiten a ser acompañamiento del solista, sino que sean parte del show, con sus solos (el de batería, impecable) y riffs de guitarras. "Un aplauso para mis nuevos amigos", pidió promediando el espectáculo, y saludaron los cinco abrazados como una banda de veinte años de carrera.
Gracias, totales.

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