El Sunset Limited

BLANCO: Le he advertido que esto iba a afectarle. Quiero que los muertos estén muertos. Para siempre. Y yo quiero ser un muerto más. Pero, claro, eso está descartado. Uno no puede formar parte de "1os muertos" porque una colectividad es un conjunto de cosas con existencia y un muerto no existe por definición. Mi espíritu se ilusiona solo de pensado. Silencio cósmico. Negrura. Soledad. Paz. Y todo ello tan a mano.



NEGRO: Caray, profesor.
BLANCO: Déjeme terminar. Yo no entiendo mi estado de ánimo como una visión del mundo pesimista. Lo entiendo como lo que es el mundo. La evolución no puede impedir que la vida inteligente acabe a la larga siendo consciente de una cosa por encima de todas las demás, y esa cosa es la futilidad.

NEGRO: Mm-mm. Si no me he hecho un lío está diciendo que todo el que no sea supertonto del culo debería ser un suicida.

BLANCO: Sí.

NEGRO: ¿No se está quedando conmigo?

BLANCO: No. Se lo aseguro. Si la gente viera el mundo como lo que es. Si viera lo que la vida es realmente. Sin sueños y sin ilusiones. Dudo mucho que nadie pudiera aportar una sola razón para no elegir la muerte lo antes posible.

NEGRO: Caray, profesor.

BLANCO (secamente): Yo no creo en Dios. ¿Tan difícil es de entender? Mire a su alrededor, hombre. ¿Es que no lo ve? El griterío de los que sufren lo indecible debe de ser para él el más agradable de los sonidos. Y detesto estas discusiones. Lo del ateo de la aldea cuya sola pasión es vilipendiar sin descanso aquello cuya existencia niega de entrada. Ese compañerismo, esa hermandad que usted defiende es una hermandad de dolor y punto. Y si ese dolor fuese colectivo de verdad y no meramente reiterativo, su propio peso arrancaría el mundo de los muros del universo y lo lanzaría en llamas a través de la noche que aún pueda ser capaz de engendrar hasta que no quedase de él ni ceniza siquiera. ¿La justicia? ¿La fraternidad? ¿La vida eterna? No me fastidie, hombre. Dígame una religión que prepare al hombre para la muerte. Para la nada. A esa secta quizá sí me apuntaría. Su religión lo cifra todo en más vida. Más sueños, ilusiones, mentiras. Si fuera posible proscribir el miedo a la muerte de los corazones humanos, la gente no viviría ni veinticuatro horas. ¿Quién iba a querer esta pesadilla a no ser por miedo al día siguiente? Sobre cada alegría humana pende la sombra del hacha. Todo camino acaba en la muerte. Peor aún. Toda amistad. Todo amor. Tormento, traición, pérdida, sufrimiento, dolor, vejez, humillación, enfermedad horrenda y prolongada. y todo ello con un solo final. Para usted como para todas las personas y todas las cosas que ha elegido querer. Ahí está la auténtica fraternidad. Miembros vitalicios, del primero al último. Dice que mi hermano es mi salvación. ¿Mi salvación? Pues que le den. Que le den por todos lados y de todas las maneras. ¿Me veo reflejado en él? Sí. Es verdad. y lo que veo me repugna. ¿Entiende lo que quiero decir? ¿Puede usted entenderlo?

El Sunset Limited, de Cormac McCarthy.

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