El acto como una respuesta de lo Real

El milagro del encuentro de Roberto Rossellini con Ingrid Bergman, ese verdadero acto de gracia que avivó su creatividad e hizo que tomara otra dirección, ejemplifica de un modo casi misterioso la manera en que "una carta siempre llega a su destino". El telón de fondo de la historia es bien conocido: en 1947, en la cumbre de su fama como la principal estrella de Hollywood, Ingrid Bergman vio Roma ciudad abierta (Roma cittá aperta) y Paisá ({idem), las dos obras maestras neorrealistas de Rossellini, en un pequeño cine de Nueva York. Profundamente conmovida, le escribió una carta que atestigua su relación transferencial con él, aún antes de que se conocieran personalmente, un caso de amor antes de la primeva vista. Estaba obsesionada con la idea de ayudarlo a ganar una bien merecida fama internacional, poniendo su estrellato a disposición de él; de modo que se ofreció para cualquier papel, si es que tenía alguno para una actriz sueca que hablaba con fluidez el inglés, un poco de alemán y sólo dos palabras de italiano: "Ti amo" (¡Te amo!). Sin embargo, una serie de accidentes estuvo a punto de impedir que su carta llegara hasta Rossellini:


Un italiano que ella conoció en los Estados Unidos le dijo que podía comunicarse con Rossellini escribiéndole a los Estudios Minerva. Luego, la sede del estudio se incendió, justo después de que llegara la carta; rebuscando entre las cenizas, la encontraron, pero cuando el estudio trató de ponerse en contacto con Rossellini, éste cortó la comunicación, dado que en ese momento había una disputa entre ellos. Cuando, por fin, la carta se las arregló para llegar a él, hizo que su secretaria la tradujera del inglés, y luego le preguntó quién era Ingrid Bergman. Una vez notificado de su fama internacional, se apresuró a contestarle con un telegrama urgente el 8 de mayo, su cumpleaños, diciéndole que era "absolutamente cierto que había soñado hacer un film con usted"... (1)

¿Una mentira lisa y llana, una zalamería oportunista, o no? ¡Qué pensar, entonces, del hecho de que en el film más famoso de Rossellini, Roma ciudad abierta, de 1945, los dos personajes negativos centrales, la nazi lesbiana y el torturador de la Gestapo, se llamaran Ingrid y Bergman? En cierto modo, Rossellini ya había tenido, efectivamente, sueños sobre el tema "Ingrid Bergman"... ¿Qué pensó al recibir una carta firmada por una persona cuyo nombre condensaba dos cabales personificaciones del mal en su film? (...) Ingrid Bergman ingresó así en la vida de Rossellini con el impacto traumático de un acto: si bien su carta se presentó como una sacudida, su lugar dentro del espacio simbólico de Rossellini ya había sido tomado mucho tiempo antes.

(1) Peter Brunette, Roberto Rossellini (Oxford: Oxford University Press 1987m p. 375)

Fragmento del libro de Slavoj Zizek ¡Goza tu sintoma! Jacques Lacan dentro y fuera de Hollywood - Ediciones Nueva Visión SAIC, Buenos Aires 1994 (Enjoy your symptom! Jacques Lacan in Hollywood and out - Routledge, Chapman and Hall, Inc. 1992)

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