Grunge is dead

No es novedad que los carancheros somos fanáticos de Cobain. Su figura, su momento, su explosión y su extinción son una metáfora de un tiempo genial e irrepetible.


Queda su música, su furia, su angustia expresada en gritos desesperados contra él mismo, el sistema y la rabia de una generación. Y también queda esta foto hermosa que me acompaña desde hace mucho, en la que puede vérselo en una imagen opuesta a todo eso.

Lleno de ternura, tiene en brazos a su hija Frances Bean, quizás la persona a quien más amó en su corta vida. Su remera, como punctum determinante para que se fije nuestra vista en esta imagen donde nadie mira a cámara , dice "grunge is dead", adelantando que él mismo moriría -y con él el grunge- poco tiempo después.

Los cascabeles, última incorporación al decorado, son parte de una historia de amor que bien podría emparentarse con la foto, pero esa es otra historia.

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