¡Que viva la música! (I)

Con el título de esta gran novela de Andrés Caicedo quiero iniciar en este día primaveral una sección que se repetirá de tanto en tanto cuando me venga en gana, usando algunos videos del archivo caranchero.



Hace un par de años (el 19 de enero de 2007, para ser exactos) vino a Buenos Aires un noruego flaco de anteojitos llamado Erlend Øye, integrante de un dúo apenas un poco más conocido que él, llamado Kings of Convenience, junto a Erik Glambek Bøe.

El muchacho en cuestión tocó en Niceto, y acompañado solo por una guitarra acústica hizo algunos temas propios, varios covers y algunos de los que integraban los hasta ahora dos únicos discos de los Reyes de la Conveniencia.

La cuestión es que los (pocos) hits que tiene la banda intentó obviarlos, con la excusa de que no podía cantarlos sin Erik. "Winning a batlle, loosing the war" no sonó, y "I'd rather dance" tampoco, hasta que en un bis la gente comenzó a corearlo, y no le quedó otra que hacerlo así como está en el videito. Le salió precioso igual.

Luego de esa hermosa noche, en la que antes había visto a Francisco Bochatón en el Planetario, anécdota que quedará para otro momento, al día siguiente (domingo) paseaba con mis padres por San Telmo cuando en medio de la Plaza Dorrego me pareció ver al flaco anteojudo... sin que lo reconozca nadie, por cierto. Me acerqué y le dije que lo habia visto, etc. y que era una pena no haya venido con Erik, cuando se da vuelta y me dice acá está, y era cierto, el Sr. Bøe estaba atrás.

Con los rudimentos de mi inglés le pregunté por qué no había tocado anoche, y me respondió, con calidez nórdica "porque llegué hoy". El cholulismo no daba para pedir autógrafos, aunque lamenté no tener cámara para retratar el encuentro, pero me dio su mail con la excusa de mandarle fotos del show. Luego ellos, turistas al fin, me preguntaron dónde podían ir a comer carne, y yo les recomendé El Desnivel.

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