Cuchillos

En la primera fecha del Personal Fest, poco antes del retrasado show de Snoop Dog, que cerraría la jornada, un joven fue acuchillado entre medio de un tumulto sin conocerse demasiado los motivos, cosa que tampoco debería ser causal de intrigas, sino que lo que debería saberse son dos cosas: la primera, por supuesto, cómo logró ingresar un arma en un concierto que se supone súper vigilado, y estrictamente controlado. La segunda, de una gravedad similar a la anterior, ¿por qué la noticia no tuvo la difusión merecida y la mayoría de los medios de comunicación se dedicaron a obviarla o a relatarla de manera soslayada?
Luego de Cromagnon, crecieron de manera exhorbitante estos eventos multitudinarios. No hay ya lugares pequeños, no hay bandas que se autoproduzcan -ya sea por costos, o por no querer correr con los riesgos que implica hacerse cargo de la seguridad de los shows-, ni hay público con ganas de ir a lugares que aparentemente ofrecen menos garantías que los inmensamente marketineados.
El megafestival es, para la gente de los ringtones y las "comunicaciones", un simple evento publicitario con intenciones de posicionar la marca y sus productos. Lejos están todas las demás cuestiones románticas que quieran verse: el espíritu del rock, el sentimiento de respeto, admiración o curiosidad por las bandas, la comunidad que se genera alrededor de la música, etc.
En estos espectáculos, donde debe primar una especie de zapping de actividades donde nadie termina haciendo ni viendo ni escuchando nada, donde se intenta dar la sensación de ser una gran guardería para adultos-adolescentes, hubo un hecho que supuestamente está fuera de su órbita, su ámbito.
Y en cuanto se enteraron lo más probable, como señalan muchos blogs, medios independientes que se hicieron eco de la noticia, hecharon mano a toda su parafernalia publicitaria. Creemos que ningún festival de los realizados en el año tuvo tanta promoción como este. Ni siquiera el Pepsi Music, porque si de última lo comparamos aquel duró diez días, y este sólo dos.
Lo que resulta increíble, entonces, es como los grandes medios de comunicación, amparados en las cuentas que la compañía depositó y depositará en sus campañas, ocultaron, o no dijeron nada acerca del incidente ocurrido el sábado 7 en el Club Ciudad de Buenos Aires.
Puede observarse interesantes seguimientos del caso en los blogs del periodista Eduardo Fabregat y en Personal Fest Desastre.
¡Un ringtone a la derecha!

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